Antes de nosotros

El Cajón de San Francisco fue parte de una ruta migratoria utilizada por los primeros habitantes, desde la más remota antigüedad. Éste y otros pasos le permitieron al hombre acceder a los mejores lugares de asentamiento, favoreciendo su subsistencia y poblando así el continente, desde los cazadores y recolectores seminómades del Período Arcaico (10.000/300 a.C.) hasta la riqueza cultural del período Inca (1.400/1.536 d.C.). Por este motivo, en el sector donde hoy se emplaza el Parque Nova Canabina, se han encontrado numerosas zonas de campamento y antiguos pucarás, con vestigios tales como morteros y otras herramientas líticas, restos de cerámica, además de las piedras grabadas o petroglifos (arte rupestre).

El arte rupestre se encuentra asociado a lugares de asentamiento, santuarios de altura y también como elementos que marcaban una ruta o que definían límites entre zonas habitadas (conocidas) y zonas no habitadas (mundo mágico), teniendo una clara connotación religioso-sagrada.

Los petroglifos son dibujos grabados sobre roca por medio de una técnica de sustracción, percusión o raspado, cuyas figuras y símbolos buscaban expresar diversas manifestaciones del espíritu de sus habitantes, más allá de la cotidianeidad y trascendiendo a través del tiempo.

Los últimos estudios los han caracterizado en dos estilos diferentes. El primero correspondería al período preincaico, Estilo 1 (Período Intermedio Tardío, año 1.000 d.C. al 1.400 d.C.) y el segundo, que correspondería al período incaico, Estilo 2 (Período Inca, año 1.400 d.C. al 1.536 d.C.).